La última visita a Retro Madrid en el pasado mes de Marzo de 2013 fue una revelación para un amigo y para mí. Nos hizo dar una vuelta de tuerca más a nuestra pasión por los videojuegos.
Conocida es mi afición por los juegos tanto en el ámbito profesional como en el personal. Estamos muy al día del mundillo actual del videojuego pero cada vez más nos inclinamos hacia el mundo retro. Ya sea por el recuerdo de una infancia/adolescencia o porque realmente ahí, en esas obras, están las verdaderas bases del videojuego actual.
No lo dudamos teníamos que ir a Retro Madrid. Fascinados por todo lo que había allí nos quedamos enganchados en una Bartop, jugando a dobles más de una hora al Super Pang.
Maravilloso el momento de diversión. Desde este instante el enganche hacia este tipo de máquinas arcade sería total. Allí mismo nos pusimos manos a la obra para, simplemente para saber lo que costaban y los diferentes tipos existentes.
Terminó Retro Madrid y seguíamos con el gusanillo. No estábamos dispuestos a gastarnos lo que nos pedían (unos 500€ para algo decente) y decidimos investigar como se hacían. Nada complicado, un ordenador, un monitor, un mame, un mala, mucha configuración y por su puesto bricolaje, había que construirse la máquina en base a unas dimensiones determinadas.
Mi amigo Tito y yo, lo teníamos claro. ¡A por ello! Él se encargaría del bricolaje y yo del cacharreo informático. Haríamos dos una para él y otra para mí.
Tiempo después y habiéndole dedicado unas cuántas horas de diversión (un proyecto de este tipo es un gustazo) tenemos la primera arcade casi-terminada, a falta de los vinilos que creo que no voy a poner. Y, la segunda máquina en marcha.
Además, y puesto que tiene los mejores juegos arcade cargados, la máquina está ahora en el aula del Máster de Desarrollo de Videojuegos de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) para que puedan aprender de las mecánicas jugables de los arcades de la década de los 80.
Os dejo algunas imágenes de la máquina en este albúm flicker:
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